El milagro sigue ocurriendo cada vez que un pecador se convierte e inicia el camino de la Salvación.

El relato registrado en las Memorias de la vidente Sor Lucía de Fátima se ha difundido como “el milagro del sol”. En realidad, es un signo de misericordia que por mediación de Nuestra Señora del Rosario de Fátima quedó grabado en la memoria espiritual de miles que estaban presentes y en registros fotográficos, cuyos testimonios resuenan hasta nuestros días para Gloria de Dios.

Hoy, 13 de octubre de 2020, cuando a las 19 horas recemos los Misterios Dolorosos del Santo Rosario (y cada vez que rezamos esta “corona de rosas” con Nuestra Señora), tendremos la oportunidad de “ver” lo mismo que los pastorcitos de Fátima vieron. Solo se precisa de tu acto libre de voluntad y recibirás un signo de la Gloria de Dios.

¡Abre ahora tu corazón a Dios! 

 

Extracto del relato: 

  • Lugar: Cova da Iría, 
  • Fecha: 13 de Octubre de 1917
  • Personas presentes: entre 50.000–70.000 

«– ¿Qué es lo que usted quiere de ? 
– Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honor, que soy la Señora del Rosario, que continúen siempre rezando el Rosario todos los días. La guerra acabará y los militares volverán en breve a sus casas. 
– Yo tenía muchas cosas para pedirle: si curaba a unos enfermos y si convertía a unos pecadores, etc. 
– A unos sí, a otros no. Es necesario que se enmienden, que pidan perdón por sus pecados. 
Y tomando un aspecto más triste: 
– ¡No ofendan más a Nuestro Señor que ya está muy ofendido! {Si el pueblo se enmienda, acabará la guerra y, si no se enmienda, acabará el mundo.} 
[– ¿Aún quiere alguna cosa más de ? 
– Ya no quiero nada más.] 

Y, abriendo las manos, las hizo reflejar en el Sol. Y mientras se elevaba, continuaba el reflejo de su propia luz proyectando en el Sol. 
[…]Desaparecida Nuestra Señora en la inmensa distancia del firmamento, vimos, al lado del sol, a San José con el Niño y Nuestra Señora vestida de blanco, con un manto azul. San José con el Niño parecían bendecir al mundo, con los gestos que hacían con la mano en forma de cruz. Poco después, desvanecida esta aparición, vi a Nuestro Señor y a Nuestra Señora que me hacía pensar que se trataba de Nuestra Señora de los Dolores. Nuestro Señor parecía bendecir al mundo de la misma manera que San José. Se desvaneció esta aparición y me pareció ver aún a Nuestra Señora en la forma de Nuestra Señora del Carmen.» 

Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 180-181 (IV Memória)