“Rezar el Rosario es algo que todos pueden hacer, ricos y pobres, sabios e ignorantes, grandes y pequeños… Todas las personas de buena voluntad pueden y deben rezar el Rosario todos los días”.
¿Por qué rezar el Rosario cada día? Es una buena pregunta. La Sierva de Dios Sor Lucía da argumentos impecables en su texto “Las llamadas del mensaje de Fátima”, citando a los dichos de la Santísima Virgen María.
Al respecto, fue en Fátima que Nuestra Señora del Rosario, venida desde el cielo, terminó su primer mensaje el 13 de mayo de 1917 con la instrucción: “Rezar el Rosario todos los días para obtener la paz para el mundo y el fin de la guerra”.
Tan crucial y necesaria es esta llamada que la hermana Lucía dedica toda una sección de su referido libro al Rosario.
Sor Lucía sobre el Rosario
Sor Lucía, al momento de escribir el texto, era una monja carmelita y repite en él una pregunta que le hicieron muchas veces: “¿Por qué la Virgen nos dijo que rezáramos el Rosario todos los días en lugar de que acudiéramos a misa todos los días?”
“No puedo estar absolutamente segura de la respuesta, ya que la Virgen no me lo ha explicado y nunca se me ha ocurrido preguntar”, responde Lucía. Pero continúa compartiendo lo que pensó y comprendió sobre este llamado, dejando voluntariamente “toda interpretación del significado del Mensaje a la Santa Iglesia, porque a la Iglesia le corresponde hacerlo…”.
Lucía continúa diciendo: “Por otra parte, rezar el Rosario es algo que todos pueden hacer, ricos y pobres, sabios e ignorantes, grandes y pequeños”. La petición del rezo del Rosario es para todos. Cualquiera puede rezar el Rosario en cualquier lugar, siempre que pueda.
“Todas las personas de buena voluntad pueden y deben rezar el Rosario todos los días”, insiste Lucía. “¿Por qué? -añade y prosigue…- para ponernos en contacto con Dios, para agradecerle sus beneficios y pedirle las gracias que necesitamos. Es la oración la que nos pone en contacto familiar con Dios, como el hijo que va a su padre para agradecerle los dones que ha recibido, para hablarle de preocupaciones especiales, para recibir su guía, su ayuda, su apoyo y su bendición”.
Prepararse a la Eucaristía con el Rosario
Lucía argumenta que, además de la Santa Misa, el Rosario “es la oración más agradable que podemos ofrecer a Dios y la más provechosa para nuestras almas. Si no fuera así, la Virgen no lo habría pedido con tanta insistencia”.
También responde la vidente de Fátima a cualquier duda que la gente pueda tener sobre la necesidad del número fijo de oraciones del Rosario, aclarando que “necesitamos contar, para tener una idea clara y vívida de lo que estamos haciendo y saber positivamente si hemos completado o no lo que habíamos planeado ofrecer a Dios cada día, para conservar y mejorar nuestra relación de intimidad con Dios y, por este medio, preservar y mejorar en nosotros mismos nuestra fe, esperanza y caridad”.
Además, Lucía afirma que son pocas las almas verdaderamente contemplativas que mantienen en su interior “una relación de íntima familiaridad con Dios que las prepara para la digna recepción de Cristo en la Eucaristía”. Por eso la oración vocal es “necesaria también para ellos; meditada, ponderada y reflexionada en la medida de lo posible, como debe ser el Rosario”.
Aunque se pueden usar muchas oraciones adecuadas como preparación para recibir a Jesús en la Eucaristía y para preservar nuestra relación íntima con Dios, Lucía señala: “No creo que encontremos una más adecuada para la gente en general que el rezo de los cinco o quince misterios del Rosario”.
El Rosario camino y puerta de la Salvación
Sor Lucía expresa bellamente el poder y la necesidad del Rosario cuando dice:
“Incluso para las personas que no saben o no son capaces de recogerse lo suficiente para meditar, el simple hecho de tomar el Rosario en sus manos para rezar es ya tener conciencia de Dios, y la mención en cada decena de un misterio de la vida de Cristo lo recuerda a su mente; esto a su vez encenderá en sus almas una suave luz de fe que sostendrá la mecha aún ardiente, impidiendo que se apague por completo”.
Entonces, ¿qué puede suceder si descuidamos esta directiva de nuestra Madre celestial en Fátima?
La Hermana Lucía no se anda con rodeos en su respuesta: “Quien deja de rezar el Rosario y no va a la Misa diaria no tiene nada que le sostenga, y así acaba perdiéndose en el materialismo de la vida terrena”.
Concluye sor Lucía proclamando: “Así pues, el Rosario es la oración que Dios, a través de su Iglesia y de la Virgen, nos ha recomendado con mayor insistencia a todos como camino y puerta de salvación: ‘Rezad el Rosario todos los días'”.
Fuente: National Catholic Register