Quizás durante estos días desde que la Imagen de Nuestra Señora de Fátima comenzó a peregrinar por Chile hayas rezado mucho más el Santo Rosario. En esta breve nota te contamos la importancia de tu oración, que alegra a Dios y a la Santísima Virgen María.
El mensaje de la Virgen de Fátima sobre el poder del Santo Rosario se reveló desde la primera de sus apariciones, el 13 de mayo de 1917.
En aquella ocasión Lucía preguntó si ella y Jacinta irían al cielo. La Virgen les dijo que sí, pero cuando preguntó por Francisco, la Madre de Dios contestó: “También irá, pero tiene que rezar antes muchos rosarios”.
La Virgen de Fátima abrió sus manos y les comunicó a los tres una luz divina muy intensa. Los niños cayeron de rodillas y alabaron a la Santísima Trinidad y al Santísimo Sacramento. Luego María señaló: “Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”.
En la sexta aparición ocurrida un 13 de octubre hace 102 años, antes de producirse el famoso milagro del sol cuando el astro pareció desprenderse del firmamento y caer sobre la muchedumbre, la Madre de Dios pidió que hicieran en ese lugar una capilla en su honor y se presentó como la “Señora del Rosario”.
Ya previamente, en su cuarta aparición, había pedido: “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, que van muchas almas al infierno por no haber quién se sacrifique y pida por ellas”.
Reiteradamente ella ha comunicado cuán importante es el rezo del Rosario. Esta sencilla oración está impregnada de Evangelio, pues nos ayuda a contemplar los misterios de Nuestro Señor Jesucristo, y, a través de ellos, confiados a la protección mediadora de Nuestra Madre, llegar al cielo.
¡Si tan solo pudiésemos imaginar cuánto bien propicia el rezo del Rosario, cuán pacificador es cada Ave María, cuánto atrae la presencia del Espíritu Santo y sus gracias!
Misión Fátima Chile agradece a Dios poder ser puentes para acercarte el mensaje de Nuestra Madre, que vuelvas la mirada a ella, pues por su intercesión tus súplicas y agradecimientos son escuchados.
También nosotros, unidos en el rezo diario del Rosario, encomendamos a Nuestra Señora de Fátima que suplique a Dios por la Iglesia de Chile, por cada habitante de este país y en especial por cada sacerdote, religioso y religiosa. Que brille en cada uno la Gracia de Dios Padre para Gloria de Jesucristo.
La esperanza de Misión Fátima Chile es el cumplimiento de la promesa, que Nuestra Madre nos repite sin cesar llamándonos desde el cielo: “Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará”.