“¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman!”

Desde el 7 de octubre Nuestra Señora del Rosario de Fátima está llevando su mensaje de paz y llamado a la conversión al corazón de mujeres y hombres que habitan el territorio ancestral del pueblo Mapuche.

En Curacautín con el marco del volcán Lonquimay en el horizonte los fieles se volcaron con ella a las calles de la ciudad dando público testimonio de fe y expresando luego la piedad y devoción de sus corazones en el signo de las manos que acariciaban los pies de la Imagen venida de Portugal.

El 13 de octubre de 1917, en su sexta aparición a los pastorcitos Jacinta, Francisco y Lucía, la Virgen realizó la siguiente exhortación: “Es necesario que se enmienden, que pidan perdón por sus pecados… ¡No ofendan más a Nuestro Señor que ya está muy ofendido!”