Obispo: Salve, Virgen María, Señora del Rosario de Fátima. Consagro este territorio de (……..……………) a tu Inmaculado Corazón.
Sacerdotes: Unido a mis hermanos sacerdotes, nos consagramos a Ti.
Toda la Asamblea:
¡Salve, Madre del Señor,
Virgen María, Reina del Rosario de Fátima!
Bendita entre todas las mujeres,
eres la imagen de la Iglesia vestida de luz pascual,
eres el orgullo de nuestro pueblo,
eres el triunfo frente a los ataques del mal.
Profecía del Amor misericordioso del Padre,
Maestra del Anuncio de la Buena Noticia del Hijo,
Signo del Fuego ardiente del Espíritu Santo,
enséñanos, en este valle de alegrías y de dolores,
las verdades eternas que el Padre revela a los pequeños.
Muéstranos la fuerza de tu manto protector.
En tu Corazón Inmaculado,
sé el refugio de los pecadores
y el camino que conduce a Dios.
Unido a mis hermanos,
en la Fe, la Esperanza y el Amor,
me consagro a Ti.
Unido a mis hermanos, por ti, me consagro a Dios,
Oh Virgen del Rosario de Fátima.
Y al final, envuelto en la Luz que viene de tus manos,
daré gloria al Señor por los siglos de los siglos.
Amén.